4/04/2013

# 215, La Anchoveta y la salud del Mundo

215. La anchoveta o sardina peruana (engraulis ringens) fue el alimento esencial del pueblo Inka que lo consumía en menor cantidad fresco y mayormente como charki (seco) que los chaskis transportaban a lo largo y ancho del Tawantinsuyu mientras se monitoreaba y contabilizaba puntillosamente usando kipus.
Eso lo sabían y veían con buenos ojos líderes ibéricos como el cripto judío Pizarro, el mismo que a la sazón ya era cuñado de Atawallpa; pero fue la iglesia católica (la verdadera conquistadora de América Latina) la que decidió cortar abrupta y totalmente su provisión al haberse percatado de que ese alimento era determinante para mantener a nuestros antepasados indígenas sanos, fuertes e inteligentes.
Cabe la atingencia de que Jesús -una de las personas más buenas de la historia- fue también un asiduo consumidor de lo que podríamos llamar anchoveta mediterránea. 
Que la verdad pura y sincera relatada en las líneas anteriores sirva de aliciente para que por fin no sólo la gente que habita Chile o Perú sino la que puebla todo el Mundo empiece a alimentarse de este incomparablemente nutritivo pez y descarte de una vez por todas el consumo de animales (cerdos, pavos, pollos y reses criados brutalmente en forma masiva y artificialmente acelerada), los cuales debido al permamente stress con que nacen, crecen y mueren se convierten -por más harina de anchoveta que a su vez consuman- en alimentos nocivos, ocasionando múltiples enfermedades (principalmente neoplásicas). 
Ese cambio de actitud a nivel mundial, que debe ser auspiciado con meridiana urgencia por gobiernos, empresas, medios y ciudadanía en general ayudará a revertir el daño ecológico que estamos ocasionando a la biomasa marina de nuestros océanos y obviamente a la mejor salud y calidad de vida de toda la Humanidad.