3/14/2013

# 213, Angurria, corrupción y oportunismo

213. El ex alcalde Luis Castañeda y los ex presidentes Fujimori y García han hecho méritos para ser caracterizados con los 3 defectos mencionados. Pero cada uno de ellos ha liderado en uno en especial.
Luis Castañeda mostró gran angurria cuando entre fines de marzo 2011 y comienzo de abril 2011 poco antes de la 1ra vuelta electoral para elegir a un presidente peruano -a sabiendas de que no tenía chance alguna- no se retiró de la contienda permitiendo que un candidato pleno de las mejores credenciales como el economista Pedro Pablo Kuczynski pase a la 2da vuelta. Esa angurria se manifestó aún más cuando sabiéndose sin soga y sin cabra por también haber dejado el municipio, empezó de inmediato esfuerzos para movilizar a sus más turbios socios y ex clientes con el fin de socavar a la alcaldesa recién elegida utilizando una malhadada ley de revocación de reciente data y así lograr el objetivo de volver cuanto antes al cargo que despreció por tentar otro más auspicioso. 
Alberto Fujimori ha cobrado fama en los anales de la historia mundial por haber logrado de la mano de su asesor Vladimiro Montesinos (en un país en vías de desarrollo) un nivel escalofriante de corrupción gubernamental solo comparable al logrado por dictadores como Sukarno o Marcos. 
Alan García, quien en 1992 tuvo que escapar por los techos del barrio Chacarilla para ponerse a buen recaudo de su receloso sucesor (refugiandose finalmente a cuerpo de rey en Bogotá y París) no dudó, llevado por un oportunismo de ribetes proverbiales, negociar telefónicamente con Montesinos (a la sazón en Panamá) su retorno a Lima en 2000 libre literalmente de polvo y paja y hasta con aires de triunfo. 
Estos 3 personajes han comulgado intereses (con diferentes grados de sonoridad) para tentar en pocos días poner fin al mandato legítimo de una dama que podrá haber cometido comprensibles errores administrativos en el inicio de su función; pero que tiene cualidades personales que ensombrecen a la suma de sus 3 detractores de oficio y que le permitirán seguir mejorando los niveles de vida de esta bendecida urbe, con honestidad y buena voluntad.