184. Fui una de las personas que en junio 2006 votó por el ahora presidente saliente Alan García porque lo consideraba menos malo que su contendor chavista Ollanta Humala. No era una disyuntiva muy difícil dada la real cercanía del ex militar fujimorista al dictador llanero.
No quise involucrarme en puesto estatal alguno -no obstante tener familiares con nexos directos hacia él- porque notaba que García no hubo aprendido todas las lecciones de su primer nefasto gobierno y porque empezó a gobernar buscando seguir destruyendo con medios demagógicos la imagen de Alejandro Toledo, como cuando pidió auditar el gasto en publicidad de aquel período gubernamental (ahora es evidente a todas luces que en ese rubro ha gastado abusivamente más) y se utilizó al instituto peruano de estadística INEI para maquillar cifras e indicadores con el fin de favorecer la gestión de su gobierno.
A fines del año 2008, antes del destape del escándalo BTR que el aún presidente con su voluminosa influencia se dedicó a encubrir, escribí un artículo alertando sobre el rumbo irresponsable que iba tomando su gobierno a propósito del calamitoso estado de la importante carretera central no obstante todos los discursos sobre inversión vial. Durante 2009 insistí una y otra vez sobre aquel problema. En 2010 por fin se emprendió su reconstrucción la misma que como consta a los usuarios más parece haber sido un pasajero maquillaje.
La impresión que guardo ahora al observarlo contrito (y comprensiblemente sombrío) en una ceremonia que con seguridad no avala Dios es que realizó muchas obras de infraestructura cual presidente de influencia gala gracias a que mantuvo en piloto automático el buen manejo económico del país concebido por artífices como Pedro Pablo Kuczynski; pero no hizo lo fundamental: Emprender una honesta reforma del estado peruano, el cual por su anacronismo sigue siendo la principal causa de que Perú continúa esquilmado por mercantilistas y no distribuye los recursos que aseguren -fehacientemente como se podría- el progreso de peruanas y peruanos más humildes.