173. Por ahora la llamo así y se trata de Keiko Sofía Fujimori (KSF). No evito el vocablo "peor" porque los calificativos de regular y malo ya fueron acaparados indistintamente por Toledo y Castañeda en el proceso electoral que está por llegar a puerto.
Impelido porque la alternativa del voto viciado que aconsejé prioritariamente a Pedro Pablo Kuczynski (PPK) no cuajó en el país, sé que en este run-off debemos elegir fundamentalmente entre dos opciones y para ello tenemos que hacer una evaluación ética y pragmática de ambos candidatos. En el tema ético, si bien el fujimorismo -por haber sido gobierno- es el que más handicaps tiene, el humalismo llega a equipararse debido al multimillonario financiamiento (sobre el que vengo alertando hace varios años) de Chávez el sátrapa venezolano y a la asesoría de Lula, quien más allá de una abultada popularidad ganada a punta de asistencialismo ha llevado a Brasil a una corrupción de niveles escalofriantes.
El beneficio de la duda también favorece a Keiko porque ella no fue un empeñoso militar fujimorista y montesinista como su contrincante sino alguien que fue hija de Alberto Fujimori por cuestiones de destino. Además, si Alan Gabriel García (AGG) mereció dicho beneficio cuando se enfrentó a Humala en 2006, Keiko lo merece mucho más.
En el aspecto pragmático Fujimori hija gana fácilmente porque es más que evidente que ella tiene mejores credenciales académicas para ejercer el cargo; además de que podrá contar con el respaldo -inclusive a través del posible ejercicio del premierato- de PPK, uno de los economistas y líderes más preparados de Perú.
