168. Luego de leer ayer domingo sendos artículos de Mario Vargas Llosa, Pedro Salinas y Jaime Bayly, peruanas y peruanos contamos con suficientes argumentos (la mayoría de ellos pertinentemente sensatos) para formarnos un criterio en torno a la inconveniencia de elegir a Keiko Fujimori o a Ollanta Humala.
Adicionalmente, la entrevista a PPK que publica el diario El Comercio resalta la impertinencia del voto viciado por semejarse a una renuncia. En ese sentido también abogan Mario y Jaime, quienes además de ello aconsejan inclinarse por Humala y Fujimori respectivamente.
Ahora bien, es innegable que estamos frente a dos candidatos que no en balde eran catalogados antes de la 1ra vuelta como los peores, no solamente en cuanto a sus capacidades sino también en cuanto a sus antecedentes y convicciones políticas.
Yo considero que ya no estamos próximos a una elección entre Fujimori y Humala sino entre formar parte del círculo de influencia de la dictadura chavista o no. Lo expreso así porque creo que Fujimori, debido al rechazo que genera (por mérito propio del fujimorismo y soliviantado aún más por el discurso virulentamente demagógico de su contendor) no tiene posibilidades de salir airosa en una 2da vuelta de alcance nacional.
Es por ello que una campaña masiva por el Voto Viciado -a la que se adhieran sensatamente también los seguidores de la ex primera dama- se convierte no en una abdicación sino en la única alternativa para bloquear el plan chavista de sumar a Perú a su eje de incompetente y dicatorial populismo.
Adicionalmente, la entrevista a PPK que publica el diario El Comercio resalta la impertinencia del voto viciado por semejarse a una renuncia. En ese sentido también abogan Mario y Jaime, quienes además de ello aconsejan inclinarse por Humala y Fujimori respectivamente.
Ahora bien, es innegable que estamos frente a dos candidatos que no en balde eran catalogados antes de la 1ra vuelta como los peores, no solamente en cuanto a sus capacidades sino también en cuanto a sus antecedentes y convicciones políticas.
Yo considero que ya no estamos próximos a una elección entre Fujimori y Humala sino entre formar parte del círculo de influencia de la dictadura chavista o no. Lo expreso así porque creo que Fujimori, debido al rechazo que genera (por mérito propio del fujimorismo y soliviantado aún más por el discurso virulentamente demagógico de su contendor) no tiene posibilidades de salir airosa en una 2da vuelta de alcance nacional.
Es por ello que una campaña masiva por el Voto Viciado -a la que se adhieran sensatamente también los seguidores de la ex primera dama- se convierte no en una abdicación sino en la única alternativa para bloquear el plan chavista de sumar a Perú a su eje de incompetente y dicatorial populismo.